Todo sobre la rosácea: Signos, síntomas y tratamiento

rosácea

La rosácea es una afección cutánea crónica pero tratable que afecta principalmente a la parte central de la cara y suele caracterizarse por brotes y remisiones. Aunque la rosácea puede desarrollarse de muchas formas y a cualquier edad, las encuestas a pacientes indican que suele empezar a partir de los 30 años, con enrojecimiento o rubor en las mejillas, la nariz, la barbilla o la frente, que puede aparecer y desaparecer. Los estudios han demostrado que, con el tiempo, el enrojecimiento tiende a hacerse más rubicundo y persistente, y pueden aparecer vasos sanguíneos visibles. Si no se trata, suelen aparecer protuberancias inflamatorias y granos, y en los casos graves, sobre todo en los hombres, la nariz puede hincharse y abultarse por el exceso de tejido. En el 50% de los pacientes, los ojos también se ven afectados, se sienten irritados y aparecen llorosos o inyectados en sangre.

Aunque la rosácea puede afectar a todos los segmentos de la población y a todos los tipos de piel, se cree que las personas de piel clara que tienden a sonrojarse o ruborizarse con facilidad son las que corren mayor riesgo. El trastorno se diagnostica con más frecuencia en mujeres, pero tiende a ser más grave en hombres. También hay indicios de que la rosácea puede ser hereditaria y especialmente prevalente en personas de ascendencia europea del norte o del este.

En encuestas realizadas por la Sociedad Nacional de Rosácea (NRS), casi el 90% de los pacientes con rosácea afirmaron que esta afección había mermado su confianza en sí mismos y su autoestima, y el 41% declaró que les había hecho evitar el contacto público o cancelar compromisos sociales. Entre las personas con rosácea grave, casi el 88% afirmó que el trastorno había afectado negativamente a sus interacciones profesionales, y casi el 51% dijo que incluso había faltado al trabajo debido a su afección. La buena noticia es que más del 70% afirmó que el tratamiento médico había mejorado su bienestar emocional y social.

Un potente antibiótico ayuda a reducir la inflamación Cleocin Gel.

Aunque se desconoce la causa de la rosácea y no existe cura, el conocimiento de sus signos y síntomas ha avanzado hasta el punto de que pueden controlarse eficazmente con tratamiento médico y cambios en el estilo de vida. Se insta a las personas que sospechen que pueden tener rosácea a que consulten a un dermatólogo u otro médico cualificado para que les diagnostique y les dé el tratamiento adecuado, antes de que el trastorno se agrave y se convierta en una molestia para la vida cotidiana.

¿Qué debo tener en cuenta?

La rosácea puede variar sustancialmente de un individuo a otro, y en la mayoría de los casos aparecen algunos de los signos y síntomas potenciales, no todos. Según un comité de consenso y un panel de revisión de 28 expertos médicos de todo el mundo, el diagnóstico requiere al menos un signo diagnóstico o dos signos principales de rosácea.1 También pueden aparecer diversos signos y síntomas secundarios, pero no son diagnósticos.

Psoriasis: síntomas y causas.

Signos diagnósticos de la rosácea

La presencia de cualquiera de estos signos es diagnóstica de rosácea.

  • Enrojecimiento persistente

El enrojecimiento facial persistente es el signo individual más común de la rosácea, y puede parecerse a un rubor o a una quemadura solar que no desaparece.

  • Engrosamiento de la piel

La piel puede engrosarse y agrandarse por exceso de tejido, sobre todo en la nariz (lo que se conoce como rinofima). Esta afección es menos frecuente, pero puede provocar una desfiguración facial y un flujo de aire nasal inadecuado si es grave.

Principales signos de rosácea

La presencia de al menos dos de estos signos es diagnóstica de rosácea.

  • Rubor

Muchas personas con rosácea tienen antecedentes de rubor o enrojecimiento frecuente. Este enrojecimiento facial puede ir acompañado de una sensación de calor, calor o ardor que aparece y desaparece, y suele ser una característica temprana del trastorno.

  • Bultos y granos

A menudo aparecen pequeñas protuberancias rojas y sólidas o granos llenos de pus. Aunque pueden parecerse al acné, no aparecen puntos negros y puede producirse ardor o escozor.

  • Vasos sanguíneos visibles

En muchas personas con rosácea, aparecen pequeños vasos sanguíneos prominentes y visibles denominados telangiectasias en las mejillas, el puente nasal y otras zonas de la parte central de la cara.

  • Irritación ocular

En muchos pacientes con rosácea, los ojos pueden irritarse y aparecer llorosos o inyectados en sangre, una afección conocida comúnmente como rosácea ocular. Los párpados también pueden enrojecerse e hincharse, y son frecuentes los orzuelos. Pueden acumularse costras y escamas alrededor de los párpados o las pestañas, y los pacientes pueden notar vasos sanguíneos visibles en los bordes de los párpados. Los casos graves pueden provocar daños en la córnea y pérdida de agudeza visual sin ayuda médica.

Signos y síntomas secundarios

Pueden aparecer junto con uno o varios de los signos diagnósticos o principales.

  • Ardor o escozor

A menudo pueden aparecer sensaciones de quemazón o escozor en la cara. También puede aparecer picor o sensación de tirantez.

  • Hinchazón

La hinchazón facial, conocida como edema, puede acompañar a otros signos de rosácea o aparecer de forma independiente. Pueden aparecer manchas rojas elevadas, conocidas como placas, sin que se produzcan cambios en la piel circundante.

  • Sequedad

La piel del centro de la cara puede estar áspera y parecer escamosa, a pesar de que algunos pacientes se quejen de piel grasa.

En raras ocasiones, los signos y síntomas de la rosácea pueden aparecer más allá de la cara, sobre todo en el cuello, el pecho, el cuero cabelludo o las orejas.

¿Qué causa la rosácea?

rosácea-2-es

Aunque la causa de la rosácea sigue siendo desconocida, los investigadores han identificado ahora los principales elementos del proceso de la enfermedad que pueden conducir a avances significativos en su tratamiento. Estudios recientes han demostrado que es probable que el enrojecimiento facial sea el comienzo de un proceso inflamatorio continuo iniciado por una combinación de desregulación neurovascular y del sistema inmunitario innato. El papel del sistema inmunitario innato en la rosácea ha sido objeto de estudios pioneros financiados por el NRS, incluido el descubrimiento de irregularidades de componentes microbiológicos clave conocidos como catelicidinas. Otras investigaciones han demostrado ahora que un marcado aumento de los mastocitos, situados en la interfaz entre el sistema nervioso y el sistema vascular, es un nexo común en todas las presentaciones importantes del trastorno.

Más allá de los factores neurovasculares y del sistema inmunitario, se ha considerado que la presencia de un ácaro microscópico llamado Demodex folliculorum puede contribuir a la rosácea. Este ácaro es un habitante normal de la piel humana, pero se ha descubierto que es sustancialmente más abundante en la piel facial de los pacientes con rosácea. Los investigadores también han descubierto que dos variantes genéticas del genoma humano pueden estar asociadas con este trastorno.

Otros estudios recientes han hallado asociaciones entre la rosácea y un mayor riesgo de padecer un número creciente de enfermedades sistémicas potencialmente graves, lo que sugiere que la rosácea puede ser una consecuencia de la inflamación sistémica. Aunque no se han determinado las relaciones causales, éstas han incluido enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, neurológicas y autoinmunes y ciertos cánceres.

¿Cómo se trata la rosácea?

Dado que los signos y síntomas de la rosácea varían de un paciente a otro, el tratamiento debe ser adaptado por un médico a cada caso individual. Más información sobre cuándo acudir al médico.

Pueden utilizarse diversos medicamentos orales y tópicos para tratar los distintos signos y síntomas asociados a este trastorno. Los médicos pueden prescribir una terapia médica específica para controlar el enrojecimiento. Los granos y espinillas suelen recibir un tratamiento inicial con terapia oral y tópica para controlar la afección de inmediato, seguido del uso a largo plazo de una terapia antiinflamatoria sola para mantener la remisión. Actualmente se dispone de terapias específicas para la rosácea en diversas formulaciones que pueden seleccionarse para cada paciente.

Cuando procede, pueden utilizarse láseres, fuentes de luz pulsada intensa u otros dispositivos médicos y quirúrgicos para eliminar los vasos sanguíneos visibles o corregir la desfiguración de la nariz. La rosácea ocular puede tratarse con medicamentos antiinflamatorios y otras terapias, y puede ser necesaria la recomendación de un oftalmólogo. Para ver fotos de los resultados del tratamiento, consulte Fotos del tratamiento de la rosácea.

Cuidado de la piel

Los pacientes deben consultar a su médico para asegurarse de que su rutina de cuidado de la piel es compatible con su rosácea. Una rutina suave de cuidado de la piel también puede ayudar a controlar la rosácea. Se aconseja a los pacientes que se limpien la cara con un limpiador suave y no abrasivo, después se aclaren con agua tibia y se sequen la cara con una toalla gruesa de algodón. Nunca tire, tire ni utilice toallitas ásperas.

Los pacientes pueden aplicarse productos no irritantes para el cuidado de la piel según sea necesario, y se les aconseja que protejan la piel de la exposición al sol utilizando un protector solar que ofrezca protección UVA/UVB con un FPS de 30 o superior. Existen fórmulas suaves o pediátricas para pieles sensibles, y busque protectores solares no químicos (minerales) que contengan zinc o dióxido de titanio. Los pacientes con rosácea deben evitar cualquier producto para el cuidado de la piel que pique, queme o provoque enrojecimiento adicional.

Pueden utilizarse cosméticos para disimular los efectos de la rosácea. Para contrarrestar el enrojecimiento, puede utilizarse maquillaje verde o bases de color verde. A continuación, se puede utilizar una base de maquillaje del tono de la piel con tonos amarillos naturales, evitando las que tienen matices rosados o anaranjados.

Control del estilo de vida

Además del tratamiento médico a largo plazo, los pacientes con rosácea pueden mejorar sus posibilidades de mantener la remisión si identifican y evitan los factores ambientales y de estilo de vida -a menudo relacionados con el enrojecimiento- que pueden desencadenar brotes o agravar su enfermedad. No obstante, la identificación de estos factores es un proceso individual, ya que lo que provoca un brote en una persona puede no tener ningún efecto en otra.