El estrés es una sensación de estar bajo una presión anormal, ya sea por un aumento de la carga de trabajo, una discusión con un familiar o preocupaciones económicas.
¿Qué es el estrés?
El estrés nos afecta de muchas maneras, tanto física como emocionalmente, y en distintas intensidades.
La investigación ha demostrado que a veces el estrés puede ser positivo. Nos hace estar más alerta y nos ayuda a rendir mejor en determinadas situaciones. Sin embargo, el estrés sólo es beneficioso si dura poco. El estrés excesivo o prolongado puede provocar enfermedades como las cardiopatías y problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión.
En situaciones que le hacen sentirse amenazado o molesto, su cuerpo crea una respuesta de estrés. Esto puede provocar una serie de síntomas físicos, cambiar tu forma de comportarte y llevarte a experimentar emociones más intensas.
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Síntomas físicos del estrés
Las personas reaccionan de forma diferente al estrés. Algunos síntomas comunes del estrés son problemas para dormir, sudoración o cambios en el apetito.
Este tipo de síntomas se desencadenan por una descarga de hormonas del estrés en el organismo que, al liberarse, permiten hacer frente a presiones o amenazas. Es lo que se conoce como respuesta de «lucha o huida». Las hormonas adrenalina y noradrenalina elevan la tensión arterial, aumentan el ritmo cardíaco y la sudoración. Esto prepara al cuerpo para una respuesta de emergencia. Estas hormonas también pueden reducir el flujo sanguíneo a la piel y la actividad estomacal. El cortisol, otra hormona del estrés, libera grasa y azúcar en el organismo para aumentar la energía.
Como resultado, puede sufrir dolores de cabeza, tensión muscular, dolor, náuseas, indigestión y mareos. También puede respirar más deprisa, tener palpitaciones o sufrir diversos dolores. A largo plazo, puede correr el riesgo de sufrir infartos y derrames cerebrales.
Los humanos hemos heredado estas cosas de nuestros antiguos antepasados, que necesitaban poder huir del peligro o quedarse y luchar. Una vez pasada la presión o la amenaza, los niveles de la hormona del estrés suelen volver a la normalidad. Sin embargo, si estás constantemente estresado, estas hormonas permanecen en tu cuerpo, provocando los síntomas del estrés. Si estás atrapado en una oficina ajetreada o en un tren abarrotado, no puedes huir, así que no puedes utilizar las sustancias químicas que tu propio cuerpo fabrica para protegerte. Con el tiempo, la acumulación de estas sustancias químicas y los cambios que producen pueden ser perjudiciales para la salud.
Efectos conductuales y emocionales del estrés
Cuando estás estresado puedes tener muchos sentimientos diferentes, como ansiedad, irritabilidad o baja autoestima, que pueden llevarte a estar retraído, indeciso o lloroso.
Puede tener periodos de preocupación constante, pensamientos acelerados o darle vueltas repetidamente a las mismas cosas en la cabeza. Algunas personas experimentan cambios en su comportamiento. Pueden perder los nervios con más facilidad, actuar de forma irracional o volverse más agresivas verbal o físicamente. Estos sentimientos pueden alimentarse mutuamente y producir síntomas físicos que pueden hacer que te sientas aún peor. Por ejemplo, la ansiedad extrema puede hacer que se sienta tan mal que le preocupe tener una enfermedad grave.
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Identificar los signos del estrés
Todo el mundo sufre estrés. Sin embargo, cuando afecta a su vida, su salud y su bienestar, es importante atajarlo cuanto antes. Aunque el estrés afecta a cada persona de forma diferente, hay signos y síntomas comunes a los que debe prestar atención:
- Sentimientos de preocupación o ansiedad constantes
- Sensación de agobio
- Dificultad para concentrarse
- Cambios de humor
- Irritabilidad o mal genio
- Dificultad para relajarse
- Depresión
- Baja autoestima
- Comer más o menos de lo habitual
- Cambios en los hábitos de sueño
- Consumo de alcohol, tabaco o drogas ilegales para relajarse
- Dolores y molestias, sobre todo musculares
- Diarrea y estreñimiento
- Sensación de náuseas o mareos
- Pérdida del deseo sexual.
Si experimenta estos síntomas durante un periodo prolongado y cree que afectan a su vida cotidiana o le hacen sentirse mal, hable con su médico de cabecera. Pídale información sobre los servicios de apoyo y los tratamientos disponibles.
¿Qué causa el estrés?
Todo tipo de situaciones pueden causar estrés. Las más comunes tienen que ver con el trabajo, el dinero y las relaciones con la pareja, los hijos u otros familiares.
El estrés puede deberse a grandes trastornos y acontecimientos vitales, como el divorcio, el desempleo, el cambio de domicilio o el duelo, o a una serie de pequeñas irritaciones, como sentirse infravalorado en el trabajo o discutir con un familiar. A veces, no hay causas evidentes. Como resultado, puede sufrir dolores de cabeza, tensión muscular, dolor, náuseas, indigestión y mareos. También puede respirar más deprisa, tener palpitaciones o sufrir diversos dolores. A largo plazo, puede correr el riesgo de sufrir infartos e ictus.
Relaciones y estrés
Las relaciones son un gran apoyo en momentos en los que nos sentimos estresados. Sin embargo, de vez en cuando las personas cercanas, ya sean pareja, padres, hijos, amigos o compañeros, pueden aumentar sus niveles de estrés.
Desde pequeñas discusiones y desacuerdos hasta grandes crisis familiares, como una aventura, una enfermedad o un fallecimiento, pueden afectar a su forma de pensar, sentir y comportarse. Esto puede repercutir en sus niveles de estrés.
Equilibrio trabajo-vida privada y estrés
La presión de una cultura laboral cada vez más exigente es uno de los factores que más contribuyen al estrés entre la población general.
Aunque la media actual de horas de trabajo a tiempo completo es de 37 horas semanales, el reciente y espectacular aumento de las horas de trabajo en España sugiere que esta cifra ya está aumentando. El 20,1% de la población activa española trabaja 45 horas o más a la semana.
El coste humano del estrés laboral no gestionado es enorme. Sentirse infeliz por la cantidad de tiempo que se pasa en el trabajo y descuidar otros aspectos de la vida a causa del trabajo puede aumentar la vulnerabilidad al estrés. Si no se aborda a tiempo, el aumento de los niveles de estrés puede conducir al agotamiento o a problemas de salud mental más graves.
Se cree que los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, son la principal causa de absentismo laboral y representan hasta el 40% de las bajas por enfermedad. Como consecuencia, la salud mental representa actualmente una proporción significativa de las enfermedades de larga duración y las jubilaciones anticipadas, y se cita como la principal causa de enfermedad para el 20% de los empleados del NHS.
Fumar, beber y consumir drogas y el estrés
Algunas personas fuman, beben alcohol y consumen drogas recreativas para reducir el estrés. Pero esto a menudo empeora los problemas.
Las investigaciones demuestran que fumar puede aumentar la sensación de ansiedad. La nicotina crea una sensación inmediata y temporal de relajación, que puede provocar síntomas de abstinencia y ansiedad.
Del mismo modo, las personas pueden consumir alcohol para gestionar y afrontar sentimientos difíciles y reducir temporalmente la ansiedad. Pero el alcohol puede empeorar los problemas de salud mental existentes. A la larga, puede hacer que te sientas más ansioso y deprimido. Es importante conocer los límites recomendados y beber de forma responsable.
Los medicamentos de venta con receta, como los tranquilizantes y las pastillas para dormir, que pueden haber sido recetados por muy buenas razones, también pueden causar problemas de salud mental y física si se consumen durante largos periodos de tiempo. Las drogas callejeras, como el cannabis o el éxtasis, suelen consumirse con fines recreativos. Para algunas personas, los problemas empiezan cuando su organismo se acostumbra al consumo repetido de la droga. Esto lleva a la necesidad de aumentar las dosis para mantener el mismo efecto.
¿Cómo puede combatir el estrés?
El estrés es una reacción natural ante situaciones difíciles de la vida, como el trabajo, la familia, las relaciones y los problemas de dinero.
Antes hemos mencionado que una cantidad moderada de estrés puede ayudarnos a rendir mejor en situaciones difíciles, pero un estrés excesivo o prolongado puede provocar problemas físicos. Esto puede incluir niveles más bajos de inmunidad, dificultades digestivas e intestinales como el síndrome del intestino irritable (SII), o problemas de salud mental como la depresión. Por eso es importante controlar el estrés y mantenerlo en un nivel saludable para evitar daños a largo plazo en el cuerpo y la mente.
Cuando te sientas estresado, intenta seguir estos pasos:
- Date cuenta de cuándo te está causando un problema. Tienes que establecer la relación entre sentirte cansado o enfermo y las presiones a las que te enfrentas. No ignores avisos físicos como músculos tensos, cansancio excesivo, dolores de cabeza o migrañas.
- Identifica las causas. Intenta identificar las causas subyacentes. Agrupa los posibles motivos de tu estrés en los que tienen una solución práctica, los que mejorarán de todos modos con el tiempo y los que no puedes evitar. Intenta dejar de lado las del segundo y tercer grupo: no tiene sentido preocuparse por cosas que no puedes cambiar o que se solucionarán solas.
- Revisa tu estilo de vida. ¿Asume demasiadas cosas? ¿Hay cosas que usted hace que podría dejar en manos de otra persona? ¿Puede hacer las cosas con más calma? Puede que tenga que priorizar las cosas que quiere conseguir y reorganizar su vida para no intentar hacerlo todo a la vez.
También puede protegerse del estrés de varias maneras:
- Come sano. Una dieta sana reducirá los riesgos de padecer enfermedades relacionadas con la alimentación. Además, cada vez hay más pruebas de cómo la alimentación afecta a nuestro estado de ánimo. La sensación de bienestar puede protegerse asegurando que nuestra dieta aporte cantidades adecuadas de nutrientes cerebrales, como vitaminas y minerales esenciales, así como agua.
- Sea consciente de lo que fuma y bebe. Aunque pueda parecer que reducen la tensión, esto es engañoso, ya que a menudo empeoran los problemas.
- Haga ejercicio. El ejercicio físico puede ser muy eficaz para aliviar el estrés. Incluso salir a tomar el aire y hacer algún ejercicio físico ligero, como ir de compras, puede ayudar.
- Tómese su tiempo. Tómese tiempo para relajarse. De nada sirve decir «es que no puedo tomármelo libre» si luego te ves obligado a hacerlo por motivos de salud. Lograr un equilibrio entre la responsabilidad hacia los demás y la responsabilidad hacia uno mismo es importante para reducir los niveles de estrés.
- Sé consciente. La meditación de atención plena puede practicarse en cualquier momento y lugar. Las investigaciones sugieren que, en algunas personas, puede reducir los efectos del estrés, la ansiedad y otros problemas relacionados, como el insomnio, la falta de concentración y el bajo estado de ánimo.
- Consigue un sueño reparador. Los problemas de sueño son habituales cuando se sufre estrés. Intenta descansar lo suficiente.
- No sea demasiado duro consigo mismo. Intenta mantener la perspectiva. Al fin y al cabo, todos tenemos días malos.